miércoles, 8 de diciembre de 2010

prepa 9

Nació Pedro de Alba Pérez en la ciudad de San Juan de los Lagos, Jal., el 17 de diciembre de 1887. Durante su infancia vivió en Aguascalientes donde cursó la primaria y secundaria; y en esa misma provincia, continuó su educación en el Instituto de Ciencias de Aguascalientes que lo formó en el bachillerato. Las naturales inquietudes juveniles, lo llevaron a formar parte de un selecto grupo cuya necesidad expresiva elaboró una revista a la que llamaron Bohemio. De aquellas páginas surgieron voces que llegarían a ser verdaderos luminarias del intelecto: Ramón López Velarde, Manuel M. Ponce, Enrique Fernández Ledesma, Jesús Días de León, los hermanos Pani y Pedro de Alba. Afirman sus biógrafos que la ciudad de Aguascalientes lo consideró como su hijo adoptivo. El hecho es que el gobierno estatal, le concedió una beca para estudiar la carrera de medicina en la capital; terminó en la Escuela nacional de Medicina y en 1914 se graduó de manera sobresaliente para pasar a la Práctica Médico Familiar por lo que prestó servicios a las fuerzas revolucionarias en Zacatecas.
Retirado del ejército, radicó nuevamente en Aguascalientes para dedicarse al ejercicio privado de la profesión y se especializó en oftalmología; en esta ciudad ingresó a la administración pública como Jefe de los Servicios de Salubridad, Consejero de Instrucción Pública y Director de la Escuela Nacional Preparatoria del Estado. En dicha institución Pública se formaron notables discípulos de don Pedro de Alba como el Lic. Guillermo Miramontes, el doctor Samuel Morones y el escritor Mauricio Magdaleno, quienes entre muchos, lo reconocían públicamente como su maestro. Durante el periodo de 1920 a 1922, fue electo, diputado por el estado de Aguascalientes; y de 1922 a 1926, continúa su representación política en el Senado. Este último cargo, lo refrenda en una segunda oportunidad en el lapso de 1952 a 1957. Antes de viajar a la capital para ocupar las curules correspondientes, desempeñó el puesto de Director en el mismo Instituto de Ciencias en el que fuera alumno de bachillerato durante los años de 1917 a 1920. Indudablemente, su vocación principal fue el magisterio. Desde su intervención en la Cámara como diputado, fue uno de los principales redactores de la reforma constitucional y sobre todo, de la nueva Ley Orgánica de la Secretaria de Educación Pública. Al finalizar la representación política, pasa a ser Director de la Escuela de Filosofía y Letras de 1927 a 1929. Desde ese puesto se articula " a la promoción escolar que combatió contra el caudillaje militar y por la reforma universitaria de 1929". El 13 de julio de 1929, don Pedro de Alba recibió el nombramiento como Director de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México y ocupó dicha plaza hasta el 11 de febrero de 1933. Cuando da por terminada esa labor y se ausentó del puesto, fue contratado por el gobierno de Nuevo León para organizar en Monterrey la Universidad del Norte y a esa labor dedica los años de 1933 y 1934; con eso puede considerarse que su trabajo y guía culminaron en aquella ciudad al dar forma y cuerpo a las aspiraciones locales en la que se llamó Universidad de Nuevo León; por ese motivo, en la principal avenida de la norteña ciudad universitaria se ostenta su nombre.
Ese mismo honor le fue concedido en Aguascalientes y en México, donde sendas calles lo llevan. Asimismo, en Encarnación de Díaz, Jal., está ubicada una Casa de la Cultura Pedro de Alba. A fines de 1934, recibió nombramiento como delegado de México ante el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual que tuvo sede en París y ante la Liga de las Naciones en Ginebra, Suiza (1935). Fue además representante e investigador en el Archivo de Indias de Sevilla, España. Hasta que en 1936 estalló la rebelión franquista. A su regreso abandona nuevamente el país para radicar en Estados Unidos al ser designado representante mexicano ante la Organización de Estados Americanos (OEA) para participar en el departamento de la Unión Panamericana que se encargaba de estudiar y promover la cultura del hemisferio; al ingresar como miembro del Consejo Directivo de dicho organismo, fue electo Subdirector, puesto del que se retiró en 1947 al ser requerido por la Secretaría de Relaciones Exteriores para la embajada Mexicana en Chile. Ese fue el principio de una brillante carrera diplomática, pues recibió la designación como Embajador Plenipotenciario de México, Encargado de la Delegación Permanente de México en Ginebra, Suiza, de la que tuvo licencia para su segundo periodo en la Cámara de Senadores.
Tres años después de su regreso a Suiza, falleció en Ginebra en el año de 1960. Durante su prolífica vida intelectual, publicó más de quinientos artículos, principalmente en el diario Novedades donde cubrió entre otros aspectos, la serie "Periodista Mexicanos del Siglo XX". De sus libros, podemos destacar Fray Bartolomé de las Casas, padre de los indios (1924),De Bolívar a Roosevelt, democracia y unidad de América (1949), A la mitad del siglo XX (1957), Crisis de la civilización y decadencia de la cultura, UNAM (2957), Ramón López Velarde, Ensayos (1958) y como obra póstuma, congruente con su edad, la que autobiográficamente reúne sus personales vivencias y a la que dio el título del Viaje al pasado. Memorias. (Guadalajara).




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